Historia

Historia

El origen de la villa de Olivares se remonta a la época romana, en la que , tras la conquista de la Bética a manos de un militar romanao llamado Turculus, los terrenos que hoy ocupa el pueblo ser convirtieron a lo largo del tiempo en un poblado denominado Estercolines o Estercolinas.

Su término contiene vestigios romanos, destacando el Tell conocido como el Cerro de la Cabeza, donde se ubicaba la ciudad romana de Laelia, construida en la misma época que la ciudad de Itálica bajo el emperador Cesar Augusto en el siglo VIII a.C. Esta ciudad tuvo que ser de gran importancia durante la romanización hispana de la Bética ya que llegó a acuñar 8 tipos de monedas. Cabe destacar un embarcadero fluvial por el que llegaron las distintas civilizaciones a lo largo del río Maenoba, hoy Guadiamar, a esta ciudad. Cercano a este emplazamiento y a lo largo de nuestro término se conservan restos del acueducto romano, destinado a llevar agua desde el desaparecido poblado de Tejada hasta la ciudad de Itálica.

A escasa distancia de la villa existió durante siglos un pueblo llamado Heliche, despoblándose definitivamente hacia 1.817. Más duró, su parroquia de San Benito, que no se extinguió hasta la Real Orden de 26 de Marzo de 1.843. De la época árabe queda en el términio una torre al pie de la carretera Olivares-Gerena, denominada como la finca en la que se enclava, Torre de San Antonio, datada en el S.XII.

En el siglo XVI la familia más ilustre de la historia de Olivares, los Guzmanes, bajo el mandato del Primer Conde, Don Pedro de Guzmán, comienza a enriquecer la villa con la construcción del Palacio Ducal y la Plaza de Armas, labor que contunúa su hijo, Do Enrique de Guzmán, Segundo Conde, con el levantamiento de una capilla en honor a la Virgen de las Nieves, enriquecida con Reliquias traídas de Roma.

La villa comienza su máximo esplendor con el Tercer Conde, Don Gaspar de Guzmán, Conde-duque de Olivares, valido del Rey Felipe IV, convirtiendo la capilla existente, en colegiata y posteriormente en abadía en 1.623 mediante bula del Papa Urbano VIII.